domingo, 3 de noviembre de 2013

Mario Kaplun






Tuvo su primera experiencia en la radio a los 17 años elaborando un programa de radio que convocara a otros y otras jóvenes a participar en un club de debate que organizaba. A los 19 años, emitió su primer programa de radio educativo, llamado "Escuela de Aire", que consistió en ciclo sobre historia de la Argentina en formato de radioteatro.
A partir de entonces, participó y produjo multitud de programas radiales de debate periodístico y educativos. Algunos de sus programas fueron emitidos no sólo en América Latina, sino también en Filipinas y Estados Unidos, y fueron traducidos al portugués, al quechua y al aymara.
En su etapa residiendo en Venezuela, desde 1978 a 1985, coordinó el área de Comunicación y Cultura Popular del Centro al Servicio de la Acción Popular (CESAP). Dictó cursos sobre comunicación fotográfica, audiovisual y periodística, comunicación popular y también sobre teatro.
Residió también en Uruguay, donde fue uno de los fundadores de la Escuela de Ciencias de la Comunicación, de la Universidad de la República (hoy Facultad de Comunicación), dedicándose a la investigación, gestión académica y docencia hasta su muerte, en 1998.

Pensamiento

Comunicación transformadora frente a comunicación bancaria

Mario Kaplún aplicó a la comunicación la metodología e ideas sobre educación de Paulo Freire. Critica la comunicación bancaria, concepto que adapta de la educación bancaria descrita por Freire. Si en la educación bancaria, el educador deposita conocimientos en la mente del educando; Kaplún señala que -de igual manera- en el modelo de comunación bancaria el emisor deposita informaciones en la mente del receptor:
A cada tipo de educación corresponde una determinada concepción y una determinada práctica de la comunicación. (...) Así como existe una educación "bancaria", existe una educación "bancaria". El emisor es el educador que habla frente a un educand que debe escucharlo pasivamente. O es el comunicador que "sabe" emitiendo su mensaje (su artículo periodístico, su programa de radio, su impreso, su vídeo, etc.) desde su propia visión, con sus propios contenidos, a un lector (u oyente o espectador) que "no sabe" y al que no se le reconoce otro papel que el de receptor de la información. Su modo de comunicación es, pues, el monólogo.

Técnicas para la comunicación participativa

Durante su trayectoria laboral y en su obra, Kaplún conoció, practicó, describió y promovió diferentes técnicas para el desarrollo de una comunicación dialógica que evitara el modelo de comunicación bancaria. Algunas de las prácticas comunicativas que promueve son:
  • Rotación de los lugares donde se produce la comunicación: se elaboran programas y periódicos a puertas abiertas, en la calle, en lugares de reunión, etc.
  • Predominar los temas locales, pero tratar también nacionales e internacionales siempre que se conecten con la experiencia vital de la ciudadanía con quienes nos queremos comunicar.
  • Evaluación eolectiva de la comunicación: la ciudadanía también participa opinando sobre la selección de contenidos, sobre si fueron comprensibles o sobre su utilidad.
  • Problematización del mensaje. Los discursos no tratan de resolver todas las dudas, sino generar debates en la población que, a través del diálogo, decide qué soluciones adoptar.
  • Prealimentación, que consiste en consultar a la ciudadanía por sus intereses, preocupaciones y aspiraciones antes de elaborar cualquier tipo de comunicación. De esa manera es posible seleccionar los contenidos, conocer el nivel al que hay que adaptarlos y enfocarlos de una manera que les resulte de utilidad en sus vidas cotidianas.
  • http://www2.metodista.br/unesco/PCLA/revista8/perfis%208-1.htm 
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  • http://aportes-teorias-latinamericanas.blogspot.com/2012/07/mario-kaplun.html#!/2012/07/mario-kaplun.html  
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  • EL DESCUBRIMIENTO DE LOS GRUPOS
    A partir de las experiencias radiofónicas de esos años, Kaplún y Olivera decidieron concentrarse en la creación de pequeños focos de productores que aprendiesen a producir programas con el mismo sistema que aplicaban ellos. Para lograrlo, sumaron fuerzas con la Unión Católica Internacional de Cine (OCIC), la Unión Católica Latinoamericana de Prensa y el Departamento de Comunicación Social del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM),y se lanzaron a promover un tipo de comunicación dialógica, alternativa a los medios masivos, que tomaba al grupo como célula básica de aprendizaje. Pero no tenían dónde enseñar; a las universidades no les interesaba el tema y no existían aún carreras de Comunicación. Decidieron entonces que en lugar de traer alumnos al encuentro de profesores, llevarían profesores a los sitios donde estaban los posibles alumnos, para que éstos pudiesen aprender en su ambiente. De este modo, tuvieron que trasladarse tanto a zonas urbanas como selváticas.
    Además de los métodos de trabajo, en estos talleres enseñaban a armar emisoras con no más de quinientos dólares, para que los indígenas de las selvas y las montañas también pudiesen emitir programas para su gente en su propio idioma. "En Costa Rica llegaron a tener doce emisoras". Y el sistema fue haciendo escuela. Era una época en que la comunicación alternativa -el trabajo dialógico y grupal- era popular. "El gran descubrimiento que hicieron fue el grupo: que los grupos pesan, que tienen una determinada manera de ser y que precisamente porque son activos crean tensiones políticas".
    Kaplún consideró sus series radiofónicas como un impulso a lo que entendía como nueva forma comunicacional: la grupal, y no dejó de insistir en la importancia de conocer las comunidades involucradas en los procesos de comunicación, para lograr que los mensajes las reflejasen. Más tarde referiría a este componente de la comunicación como "pre-alimentación". Los avances tecnológicos facilitaron estos procesos. En formato de disco, primero, y de casete, después, las series fueron distribuidas a grupos populares como material de discusión. Más de ciento veinte mil discos y trescientos mil casetes de Jurado No.13 circularon entre estudiantes, sindicalistas y maestros.
    Paralelamente, la preocupación por volver emisores a los receptores de mensajes llevó a Mario a diseñar y aplicar en el ‘77 el método Casete-Foro, un "programa de investigación-acción" cuyo objetivo principal era hacer del proceso comunicacional un diálogo intergrupal -un proceso real de ida y vuelta-, y volver a los receptores más críticos y participativos. El modelo permitía al destinatario no sólo recibir el mensaje sino también responder y dialogar, e implicaba además una dimensión de intercambio intergrupal que favorecía la condición de co-emisores de todos los participantes: El grupo recibía material sobre un tema puntual en un lado de la cinta; en el otro lado grababa su propio aporte; al final recibía una nueva grabación con la síntesis de los aportes de todos los grupos. La primera experimentación fue hecha con agricultores uruguayos. Estas prácticas con grupos populares permitieron a Mario diseñar también el método Lectura Crítica de Medios, que aplicaría formalmente más adelante.

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